miércoles, 27 de noviembre de 2013

LA ALIMENTACIÓN NO SALUDABLE

Que un niño en sus primeros años de vida lleve a cabo una mala alimentación puede generar problemas de atención, ansiedad o falta de comunicación. Es perjudicial también para el desarrollo del niño, no controlar las cantidades de dulces y grasas que comen a diario, ya que se pueden padecer enfermedades graves.  

Los dulces en la alimentación de los niños aumentan el aporte de kilocalorías en la dieta diaria. Es bueno que los niños consuman una pequeña cantidad de dulces, ya que conforman el séptimo grupo de alimentos que una persona debe consumir de forma diaria. 
Ayudan a los niños con malnutrición, bajo apetito y poco peso; ya que aumentan el aporte de kilocalorías necesario. 
Aunque en pequeñas cantidades los dulces sean beneficiosos, hay que controlar el consumo de estos, ya que ingeridos en grandes cantidades puede llevar a los niños a padecer enfermedades graves.


Las grasas son beneficiosas porque protegen del frío y proporcionan energía para que el organismo funcione. Ayudan a transportar y absorber las vitaminas liposolubles y a incorporar los ácidos grasos esenciales que no producimos. La cantidad recomendada en la alimentación diaria es un 30% de grasas, pero en la mayoría de casos se sobrepasa. 
Es aconsejable disminuir el contenido de este nutriente en la dieta, sobretodo la ingesta de grasas de origen animal (grasas saturadas, como la mantequilla o el tocino). 

                                                                                                   

Una de las enfermedades más comunes debida a una alimentación no saludable en los niños es la obesidad:

OBESIDAD

La obesidad es un exceso de grasa corporal. Hoy en día debido a los cambios en la alimentación, es más sencillo encontrar casos de niños que padecen obesidad infantil. 
Esta enfermedad puede llevar a los niños a sufrir otras patologías secundarias y asociadas. 
Los niños obesos están más expuestos a tener la autoestima más baja o sufrir depresión. 

La prevención de la obesidad infantil debe comenzar en los primeros años de vida del niño, llevando a cabo hábitos alimenticios y un estilo de vida saludable. 
La escuela tiene un papel importante en la prevención de la obesidad, ofreciendo a los niños pautas para llevar a cabo una buena alimentación y ayudando a desarrollar los hábitos alimenticios. 

La familia puede ayudar en la prevención de la obesidad comiendo todos juntos en la mesa, cuando sea posible y confeccionando menús equilibrados que contengan los alimentos necesarios y las cantidades adecuadas. Otra pauta que pueden llevar a cabo es hacer que los niños practiquen ejercicio físico a diario, a través de actividades extra escolares o mediante juegos en familia o con amigos. 

Rocío Gallart Aguirre

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